El niño que llevo dentro

A lo largo de mi historia personal he pasado por muchas fases de la vida, pero este artículo está dedicado a lo que ha sido mi infancia, que también ha dado para mucho. 

Buena parte de mis primeros cinco años de vida, las pasé en una céntrica calle del barrio de Collbanc (Hospitalet de Llobregat), concretamente en la calle Cinca, donde mi familia tenía un colmado con vivienda. 

Calle Cinca, en Hospitalet de Llobregat.

Por aquel entonces, tuve la que sería mi primer amor de la niñez. No solo tuve mi primer romance, pues también muchos de los niños vecinos de la que fue mi calle fueron mis primeros amigos, aquellos que se suelen tener y mantenerse toda la vida. 

Etapa escolar satisfactoria 

En los aledaños de la misma calle en la que me crié y concretamente la calle Vallparda, se encuentra la escuela en la que empecé la etapa escolar. En la escuela incrementé mis amistades e incluso entablé relación con el propio profesorado del colegio. 

Foto del autor delante del patio del colegio Eugeni d’Ors.

Este mismo centro escolar conocido con el nombre Eugeni d’Ors también ofrecía nuestro momento de divertimento y ocio en el patio, donde no solo jugábamos, sino que también montamos todo tipo de festividades: como el carnaval o la castañada. 

El parque de la nostalgia 

Durante parte de la preadolescencia, lo que más recuerdo tiene relación con el parque de la Marquesa, también situado en Collblanc. 

En dicho lugar, pasaba horas con mis amistades jugando y al mismo tiempo aprendiendo a integrarme entre niños y niñas de mi misma edad. Con lo cual, mi condición de persona con Síndrome de Down no afectaba a la convivencia y al desarrollo convencional de amistades con ellos.

Parque de La Marquesa en el barrio de Collblanc.

Aquellos años dorados

Ya en la actualidad y poniendo años por medio en el tiempo, ya solo me queda la nostalgia y la añoranza de lo que significó aquella etapa en mi periodo de crecimiento personal. 

A día de hoy, todo aquel recuerdo de aquellos años dorados sigue estando vivo y a su vez muy presente, porque cada vez que me dirijo al metro de Collblanc noto en mi mirada al niño de mi interior que ha vuelto al punto de partida. 

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