Amores a fuego lento

Como ese intrépido barco que se deja arrastrar

en las profundidades de esos mares embravecidos, 

y logra despertar en la orilla de ese paraíso perdido en la nada. 

Ese viejo lobo de mar que busca aquella hermosa muchacha 

de la que un día se enamoró, y rastreando entre los oleajes

sin éxito alguno y la seguirá buscando.

A través de ese intenso corazón que sigue palpitando

por cada recuerdo de esa persona de ojos cristalinos, 

cuya sombra deja su reflejo sobre esa fina arena. 

Con la misma valentía de ese pura sangre que no cesa 

en su galopar y a través de su lejanía

sigue aquella dulce voz que le dio la libertad

a cambio de ese encuentro 

que les une eternamente. 

A través de un suave susurro, o bien en un acariciar 

sobre esa piel que se va sintiendo erizarse

en esa brisa fresca y mañanera del viento. 

Algo con mucha intensidad se está fundiendo,

y con mucho sentimiento compartido.

Con la misma dulzura y con cuerpo

como el mismísimo chocolate 

que te atrapa lentamente

uniendo a dos almas en una sola

surgiendo así estos amores a fuego lento.  

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