Bellos eran esos ojos que amaba.
Los adoraba.
Los abrazaba.
Quería protegerlos del aire,
del polvo,
del espejo.
Hermosos eran esos ojos
que no se te olvidan nunca.
Los miras con embeleso.
Los quieres para ti,
solo por propiedad exclusiva.
Los deseas.
Solamente te adentras en ellos
como un mar profundo,
y por nada del mundo
saldrías de esos bellos ojos
que tanto te mueres.
Los tienes en estrellas de la noche dentro de tu ser.
Te prendas de esos ojos,
te enamoras,
los aprecias
y te seducen al mismo tiempo.
Es el canal del esplendor,
de la guapura.
Es la gracia que predomina
de su cara, cuando ves su alma,
a través de la verdad.
Bellos eran esos ojos
que te piden amor, te apetecen,
y te hacen querer.
Anhelo esos ojos
porque es lo único
que quiero tener
y no romper jamás.
Son ojos llenos de amor
que brillan como soles al corazón.