Moriría de amor
para estar atrapada en tus manos,
en una suave prisión musical,
de tu dulce voz.
Moriría de amor
para escuchar tus palabras,
en tu instante de música.
Así viviría en tus alas bailando;
cogidos de la mano
viviendo tu luz,
en un vals.
Moriría de amor
para volverte a presenciar
y ser veloz como una centella
y ser tu pareja,
para notar tu brazo
cogido entre mis caderas.
Moriría de amor
para ser siempre tu canción volante,
ante tus comisuras
llevándome en una uva de hadas.
Qué dulce era tu mundo como cuenta,
como lord,
que me cautivaste,
por tus reverencias.