Qué contento amanece un nuevo Sol
cuando sabe que su amada
le está esperando
al otro lado de la ventana.
Ya durante la mañana
se le ve con todo su resplandor
sobre ese azulado cielo,
reflejándose en él esa silueta
sombra de la mujer que tanto ansía.
No tardará en perderla
desde la distancia del horizonte
de donde apenas llega
su cegadora luz.
Como nubes negras
se convierten sus relucientes ojos
convertidos en una tempestad de lágrimas.
Ya va cayendo la tarde noche,
y ese sol se desvanece
entre la media oscuridad
dejando un bello atardecer.
La blanca luna
va ocupando su lugar,
mientras la bella amada espera
que ese sol deje de llorar por su ausencia.
Esperará que dé lugar
a un nuevo día
y entre su amado sol y ella
se reencuentren de nuevo
en su ventana,
mientras va dejando en su encuentro
un nuevo y hermoso amanecer.