No veré el sol de buena mañana,
en ningún momento.
Se ha vuelto una vela blanca,
un barco a la deriva.
Miraré la sal del mar
y sonará un estallido a través del viento.
Navegaré sin rumbo,
al ras del azul matiz.
Las marinas cantan una canción dulce,
hecha de una sirena seductora y bella.
Ya después se nublará el cielo,
y no se podrá percibir el sol.
Solo habrá una luna enturbiada de estrellas brillantes.
El tiempo está como una cabra.