Ese bello amor,
que llega y nos llena los corazones,
de ese puro sentimiento,
que como suave brisa,
va erizando nuestra piel,
sintiéndolo como ese intenso
y dulce beso.
Como hermosos sonetos musicales
que bailan al compás del oleaje del mar
al escuchar la susurrante música
de la voz de nuestra amada.
Desde el infinito,
ya sea de los grandes océanos,
de ese caluroso desierto,
o incluso desde la inmensidad del firmamento,
dejando en medio la más plena oscuridad,
se dejan ver miles de estrellas,
las que se reflejan en sus ojos.
Con la mirada puesta,
desde la lejanía
de aquel horizonte,
veo como va pasando el tiempo,
del que ansío
tener el poder de pararlo
y así que perdure ese eterno amor.