Aquella tarde de otoño

Nos habíamos citado en aquel parque, 

mientras compartíamos aquella hermosa puesta de sol. 

Desde aquel banco cogidos de las manos 

y poniendo fijas nuestras miradas 

contemplando  el horizonte. 

Sus lindos ojos se encontraban con los míos,

entre ellos se reflejaban el alma. 

Bailaban juntas a través de la melodía 

que surgía de la calidez de su voz. 

Bello momento el que estábamos viviendo, 

mientras sentíamos el palpitar 

de nuestros corazones. 

De pronto, una suave brisa del viento nos acariciaba, 

sintiéndonos como hojas de aquellos árboles 

que como mariposas revoloteaban  

antes de deslizarse hacia el suelo. 

Las horas pasaban en aquel parque, 

pero ni el más intenso frío no podía estropear 

aquel preciso momento que nuestros cuerpos 

se dejarían llevar por el cálido y dulce beso. 

El amor que sentíamos 

en aquel inesperado instante, 

empezaría a brotar como flor abriéndose a la lluvia, 

que a través del tiempo recordaríamos eternamente 

aquella tarde de otoño. 

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