En tierras de poniente, entre campos y rastrojos,
nace un hombre sencillo, con raíces como brotes.
Se llama Lo Pau de Ponts, pero su nombre es aún mayor,
de humor campesino y humano, un verdadero trovador.
Con gorra calada y una voz firme y franca,
habla de labradores, del pueblo y del aire que encanta.
Cada palabra que dice es como agua de manantial,
fresca y transparente, sin lujo ni mal.
Es humor que enraíza, que hace el alma florecer.
Trae vino del país, del trigo y del vergel,
de quienes trabajan de sol a sol con placer.
Lo Pau es la voz de un pueblo antiguo y leal,
del hombre que ama su tierra y su cielo sin igual.
Ríe con un aire que te hace recordar
que la vida, como él, es mejor sin complicar.
Nos trae canciones, nos trae alegrías,
diciendo verdades con el arte de la ironía.
Es amigo de todos, el hijo de poniente,
Lo Pau de Ponts, nuestro querido referente.