Hoy en día, las personas con discapacidad lo tienen difícil para tener una vivienda digna. Es importante poder vivir de forma independiente, vivir solo o en pareja, tener derecho a decidir con quién quieres vivir y el derecho a escoger dónde quieres vivir.
Si los precios y las condiciones son complicados para la sociedad en general, para las personas en situación de discapacidad intelectual es aún más difícil. Es por eso que escribo este artículo.
BARRERAS PARA ACCEDER A UNA VIVIENDA DIGNA
Las personas con síndrome de Down (SD) u otras situaciones de discapacidad intelectual nos hemos dado cuenta de que tenemos una serie de dificultades, como por ejemplo la barrera de la discriminación. Un ejemplo es el caso de una amiga mía que fue a ver un piso y el propietario le dijo que, como tiene síndrome de Down, ese piso no podía ser para ella. Es decir, que cuando una persona con discapacidad intelectual va a ver un piso, puede encontrarse con comentarios como «para ti no hay pisos disponibles», simplemente por tener síndrome de Down.
¿DÓNDE ESTÁN LOS DERECHOS HUMANOS?
El derecho a decidir está reconocido en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. María Soledad Cisternas Reyes y Eleanor Roosevelt, que han trabajado mucho por los derechos humanos, defendían este derecho. Pero, si este derecho es tan importante, ¿por qué es uno de los más vulnerados?
Por supuesto, también hay otros derechos que se nos vulneran, como el derecho a un trabajo digno (el desempleo entre las personas en situación de discapacidad intelectual alcanza el 80%), el derecho a la libertad de expresión y opinión o, en definitiva, el derecho a una vida digna (la mayoría recibimos menos de 440 euros mensuales, una cantidad claramente insuficiente para garantizar una vida digna). En este sentido, Sergi Torrent, coordinador del servicio de Vida Independiente de la Fundació Catalana Síndrome de Down (FCSD), denuncia que el colectivo “accede a trabajos más precarios o con jornadas laborales parciales, lo que hace que sus ingresos sean inferiores a los del resto de la sociedad”.
Las personas que queremos vivir de forma independiente, como las usuarias de programas como Me’n vaig a casa, nos encontramos con muchas dificultades. Por ejemplo, no podemos pagar un piso por nuestra cuenta, ni siquiera sabemos qué opciones tenemos para acceder a uno. Esto sucede porque la sociedad no nos lo pone fácil.
Se dice que la sociedad es más solidaria porque se crean muchas ONGs. Pero, ¿realmente lo es con nosotros? Si fuese así, ¿por qué no nos permiten acceder a una vivienda para hacer nuestra vida independiente?
El acceso a la vivienda es complicado para toda la sociedad, pero aún más para las personas con discapacidad. Los precios de compra y alquiler son tan altos que, a menudo, dependemos de nuestras familias para poder pagarlos. Pero, ¿por qué no podemos acceder nosotros mismos a estas viviendas? ¿Es solo porque tenemos síndrome de Down?
El derecho a decidir está reconocido en los derechos humanos, pero a menudo es uno de los más vulnerados. Esto se refleja en las pensiones y prestaciones económicas, que son insuficientes para acceder a una vivienda. Además, nos encontramos con discriminaciones en el mercado de alquiler privado, donde muchos propietarios desconfían de nuestras capacidades para vivir de forma independiente.
Estas situaciones contradicen el derecho a decidir dónde y con quién queremos vivir. Aunque se diga a menudo que la sociedad ha cambiado y que es más solidaria gracias a las ONGs, la realidad es que todavía encontramos discriminación y barreras. Esto nos hace ver que la sociedad no ha evolucionado tanto como parece y que necesitamos una sociedad más moderna e inclusiva.
POR UNA SOCIEDAD CON MENOS INCOHERENCIAS
Necesitamos un cambio en el modelo social, donde el derecho a decidir no se vulnere por el hecho de tener discapacidad intelectual. No podemos aceptar una sociedad que nos niegue el derecho a elegir cómo y con quién queremos vivir.
Se necesitan más viviendas públicas para que las personas en situación de discapacidad intelectual puedan iniciar su proyecto de vida independiente en su propio domicilio. Esto facilitaría que pudiesen comenzar sus proyectos de vida con autonomía y seguridad para desarrollarse en otros ámbitos.
En mi opinión, es una grave falta de responsabilidad por parte del gobierno que los derechos humanos se vulneren de manera tan sistemática. Se necesitan medidas concretas para garantizar el acceso a una vivienda digna para todos.
Si las personas como yo podemos expresar nuestra opinión, debemos decir la verdad. Una sociedad que dice que nos quiere y nos abraza a menudo no lo hace de verdad. Hace falta un cambio real, no solo palabras bonitas.