Andreu camina con paso decidido,
los ojos llenos de horizontes lejanos,
y con manos firmes ha construido
soñando futuros en días humanos.
Eva, como el agua de los arroyos,
da vida a todo lo que toca;
con alma de fuego, danza entre soles
y convierte la vida en una roca.
Juntos son como árboles de largas raíces,
crecen entre luz y noche estrellada,
se buscan, se entienden, y entre mil matices
hallan caminos de una vida amada.
Caminando juntos en lo oscuro y lo claro,
Andreu y Eva, en su senda sincera,
hacen del mundo un rincón estrellado,
un amor que nunca dejará de ser.