El pasado 2 de marzo, Madrid despidió a Juan Margallo, un actor excepcional del teatro, el cine y la televisión. Con 84 años, nos dejó un legado imborrable en las artes escénicas, una carrera llena de obras que permanecerán en nuestra memoria.
Desde joven, su pasión por la actuación lo llevó a formarse en teatro y a participar en numerosos proyectos, consolidándose como uno de los nombres más respetados de la escena española. Su talento, dedicación y amor por las tablas lo convirtieron en un maestro y referente para generaciones de actores.
Su participación en Campeones (2018), dirigida por Javier Fesser, y su secuela Campeonex (2023), lo acercaron a un público más amplio, dejando una huella imborrable.
Un papel de campeón
En Campeones, Margallo dio vida a Julio, un hombre mayor que se une a un equipo de baloncesto formado por personas con discapacidad intelectual. Su personaje, lleno de ternura y humor, reflejó la importancia de la inclusión y la diversidad. La película, un éxito de taquilla y ganadora del Goya a Mejor Película, ayudó a visibilizar el talento de actores con discapacidad y a promover un debate social necesario.
Su interpretación no solo nos robó sonrisas y emociones, sino que dejó una marca profunda en quienes compartieron escena con él. Con su carisma y sensibilidad, Margallo demostró que el arte puede ser una herramienta poderosa para transformar conciencias.
Su partida deja un vacío en el teatro y el cine, pero su legado sigue vivo en cada actuación, en los textos que escribió y en las enseñanzas que transmitió a nuevas generaciones. Juan Margallo se ha ido, pero su arte y su pasión por la escena permanecerán en el corazón de quienes lo admiramos y en quienes lo descubrirán a través de su obra.
Yo nunca me cansaré de ver Campeones; cada vez que la veo, me emociona igual que la primera vez.
