Este año se cumple el centenario de esta gran estrella estadounidense, nacido el 26 de enero de 1925 en Shaker Heights, Ohio. Protagonista de películas como Dulce pájaro de juventud, Dos hombres y un destino, El coloso en llamas o Veredicto final, Newman es uno de los actores más admirados y queridos de la historia del cine.
Su presencia en la gran pantalla era tan magnética que parecía captar la atención del público en cada escena, siempre con una mezcla de humildad y carisma que pocos actores han logrado igualar. Este galán de inolvidables ojos azules ha dejado, incluso a día de hoy, una huella imborrable en la pantalla grande y en el corazón de millones de personas.
Un actor solidario
Sin embargo, más allá de su éxito en Hollywood, Paul Newman es recordado también por su faceta solidaria. Fundó la famosa línea de alimentos Newman’s Own, cuyos beneficios se destinaban a obras de caridad. Su vida estuvo marcada por una profunda preocupación por los demás, y por eso fue galardonado con numerosos premios humanitarios a lo largo de su vida.
Fuera de las cámaras, cultivó una vida familiar sólida y una gran amistad con figuras de la industria. Su matrimonio con Joanne Woodward, que duró más de 50 años, fue considerado uno de los más duraderos y ejemplares de Hollywood.
Al cumplirse 100 años de su nacimiento, Paul Newman sigue siendo un referente de talento y humanidad. A través de su trabajo, su vida y su legado, nos recordó la importancia de luchar por lo que creemos y de nunca dejar de contribuir al bienestar de los demás.
Como él mismo solía decir: «El único pecado es la pereza». En su centenario, podemos recordar su vida como un testimonio de dedicación, pasión y generosidad, valores que aún siguen siendo una fuente de inspiración para nuevas generaciones. Eso, y sus inolvidables ojos azules.
